Thursday, June 21, 2007

Poema

Rescatando Recuerdos....


¿Como mirar
de la campiña el verdor
sin recordar tus ojos?
¿Cómo sentir el oro del sol
sin pensar en tus áureos rizos?
y ante la suavidad de la seda
¿Cómo es posible
no invocar
a tu tersa piel?

Al saber la Diana
de tus contornos
avergonzada descendería
de su pedestal
y si el viento se enterara
de tus palabras...
callaría sin remedio
para nunca soplar jamás

Y el fuego de los volcanes
¡volviérase hielo!
al saber apenas de tu pasión
y tu ternura haría
a la suave brisa
decir tu nombre con suavidad...


Pero no saben, no han conocido
esa sublime y sin par verdad
que ante mis ojos y mis oídos,
que entre mis manos y con mis labios
en lo secreto pude palpar

¿Cómo gritarlo? ¿Como cantarlo?
es imposible comunicar
¡lo que esos ojos, lo que esos labios
lo que esas formas, lo que ese fuego.
con gran ternura pudieron dar!

Esque no encuentra el alquimista
tan fina piedra filosofal
que vuelva el tiempo
en gema y brío,
resplandeciente
y en tan sin par cristal.




Monday, June 18, 2007

Fer......



La había visto tantas veces en mi pantalla, pero ahora estaba ante mí, firme, dulce, suave, ardiente y totalmente desnuda...

Su piel aterciopelada invitaba a mis sentidos saltar sobre ella. Sus palabras previas habían hecho que mi sangre se encaramara en mi piel de tal modo que la había vilipendiado hacíendola rojiza, caliente e impaciente.

La besé, la abracé, la deslicé por toda mi piel, haciendo que aquel roce generara tamaños enormes de energía, la cual formaba una intensa luz afrodisíaca en los más recónditos laberintos de mi torcida líbido.



Sudores, jadeos y gemidos se escucharon en aquel excitante e íntimo espacio de aquel cuarto alquilado. Mi musa se encontraba brindándome unos de los más cachondos momentos de mi vida, jamás intercambiable o sustituíble. Un momento único, una perla invaluable inexistente en otros cofres que no fueran el de mi bella amante, que con sus ojos palpitantes en ese intenso verde, me devoraba cual vórtice laberíntico, emblemático y delirante, haciéndome volar a la cima del placer.


También besé su nuca, mientras la buscaba entre sus dorados rizos al rítmico vaivén de nuestro baile, al tiempo que jugaba con sus pechos, y ella se gozaba en su oleaje carnal y sudoroso.

¡Oh que brillante!, que enorme y que fragante momento con Fernanda